para apreciar lo que es realmente valioso.
Danos discernimiento
para no codiciar lo que no nos conviene,
para no dejarnos engañar por nadie
ni por nosotros mismos.
Necesitamos tu empuje, tu Espíritu de amor, Padre santo,
para saber renunciar a lujos y comodidades
que otros están lejos de tener,
y hacer que nos sobre algo más para repartirlo con ellos.
No podemos seguir siendo insensibles
ante el sufrimiento de los hermanos.
Nos hemos propuesto, con toda humildad, Señor,
seguir a Jesús, convertirnos en un cooperante más,
ayudando en cuanto esté en nuestra mano
a la implantación de tu Reino y tu proyecto de humanidad.
Pero no querríamos engañarnos con propósitos vacíos.
Convierte nuestro corazón, haznos más humanos,
que a pesar de tanta mala noticia que nos llega,
volvamos a conmovernos
y a sentir como propias las tragedias que nos rodean.
En presencia de Jesús, con el impulso que nos da su vida,
brindamos por tu Reino,
para que se haga realidad nuestro común sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario